Lo recuerdo como si fuera ayer. Nadie sabía qué estaba pasando, de repente nos vimos confinados, en ERTE, reordenando la casa para que nuestros hijos pudieran asistir al “cole en casa”. Echabas un vistazo a la casa y todo eran ordenadores y tablets por todas partes. Más la incertidumbre de lo que pasaba afuera.
Aún así, dejando el tema puramente sanitario, este año de pandemia lo hemos asimilado bastante bien, no nos ha costado mucho adaptarnos. Vida social mínima, ni cenas en casa, ni restaurantes, ni visitas. En casa no hemos tenido ningún problema de convivencia, todo lo contrario…ahora aprovechamos para salir al monte del Pardo, a pasear siempre que podemos, y lo más alejados posible de la gente. ¡Otro estilo de vida que no tiene porqué ser peor!
Tenemos puesta la esperanza en las vacunas. Avance lento pero seguro. Aún así no hay que bajar la guardia porque si no esto va para largo. ¡De todo se sale!
