En este número de febrero os contamos una de las iniciativas que ha presentado la Junta de Distrito de Hortaleza, tanto en la sección de Actualidad como en Viajes, cuyo objetivo es fomentar sus lugares de interés turístico. Un proyecto, que ya es una realidad, y que reafirma mi teoría de que no hace falta irse muy lejos, ni viajar, para descubrir rincones nuevos y aprender de su historia.
Si algo ha enseñado la pandemia a muchos de los que vivimos en Madrid, es a descubrir una ciudad y una Comunidad llena de encantos que normalmente, por el ritmo vertiginoso que llevamos cada uno, o por ese afán de pensar que lo bello es lo ajeno, no tenemos en cuenta. Seguramente si os paráis a pensar un rato o preguntáis a vuestros conocidos, seguro que os dicen que en estos dos años, -sí, porque a lo tonto a lo tonto el mes que viene se cumplen dos años del “inicio” de la pandemia-, han descubierto más rincones y lugares de Madrid que en muchos años atrás.
Y eso también se debe extrapolar a los distritos a los que pertenecen los barrios en los que vivimos, Hortaleza para Sanchinarro, y Fuencarral-El Pardo en el caso de Las Tablas y Montecarmelo. Muchas veces es más la gente de afuera la que viene a visitar y a descubrir el Patrimonio Histórico que ambos distritos tienen, que los propios vecinos.
Y es entonces cuando vuelvo a mi teoría que de todo lo malo o menos bueno que nos pasa, siempre podemos sacar la parte positiva, que en este caso se refiere a que la pandemia nos ha dado la oportunidad de descubrir lugares a pocos kilómetros de casa.
Yo siempre digo, y confieso que no soy tampoco una mujer de hierro ni una “flower power”, que no hay que esperar a perder algo o a que te suceda algo para dar importancia a esas pequeñas cosas del día a día. No hay que esperar a que el cáncer, por poner un ejemplo, llame a la puerta de una familia, en toda la extensión de la palabra familia, para ser conscientes que por muy poco se puede contribuir a fomentar la investigación. En mi caso lo hago, con todo convencimiento de causa de que la labor que hacen es impecable, colaborando con la Asociación Pablo Ugarte, dedicada en cuerpo y alma a la investigación del Cáncer Infantil.
No hay que espera a que un amigo pierda la vida para valorar la importancia de la amistad y, sobretodo, para mostrar nuestra gratitud hacia esa amistad y todo lo que conlleva. Por eso cuando oigo a la gente decir que la pandemia nos ha hecho darnos cuenta de que éramos felices y de apreciar los detalles pequeños, en el fondo me digo, ¿y antes no te habías dado cuenta?
Y sí, no tiene mucho que ver con Sanchinarro, Las Tablas o Montecarmelo este Editorial, -salvo el nexo de unión con Hortaleza-, pero a estas alturas no os voy a mentir, y por primera vez en 17 años no se me ocurría nada que contaros. Tampoco ha quedado tan mal. ¡Feliz mes vecinos!