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Arantza Abián une barrios con la música

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Su amor por la música le hizo crear un coro en Las Tablas hace poco más de 10 años. De esa iniciativa, años después, nació la Sociedad Coral Corona que la forman el antiguo coro de Las Tablas, más el coro de Sanchinarro y el coro de Montecarmelo. Un grupo que llena de satisfacción y orgullo a Arantza Abián, su directora, a la que hemos entrevistado de nuevo.

– “En la temporada de 2013/2014, con la idea de ofrecer una propuesta coral al barrio de Las Tablas, y antes la falta de actividad del mismo, cree el Coro de Las Tablas. Ahí nos reunimos un grupo de vecinos que nos unía un amor incondicional por la música, algunos con experiencia en coros y otros sin ella, pero con muchas ganas de formar parte de uno.”

¿Cuándo pasa de ser el Coro de las Tablas a ser Sociedad Coral Corona, con mini coros en Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo?

– “Los grupos de Sanchinarro y Montecarmelo se formaron al inicio de la temporada 2019/20. Como punto de unión, son los barrios que coronan la ciudad de Madrid, de ahí el nombre de Sociedad Coral Corona”.

Podríamos decir que sois como el Coro Zitus, ¿no?

– “¡Sí! Totalmente, jaja”.

– ¿Dónde ensayáis en estos momentos? ¿Son ensayos independientes por barrios?

– “Cada barrio tiene asignado un día de la semana y un espacio para sus ensayos semanales. Los martes ensaya Las Tablas, los miércoles Sanchinarro y Montecarmelo los jueves. Además, una mañana de fin de semana al mes, se juntan los tres coros, o hacemos por juntarnos para un intensivo en alguna de nuestras salas habituales. Y aparte de cantar, como nos gusta hacer barrio, aprovechamos para un buen brunch en la pausa. Luego, de cara a los conciertos y actuaciones, a veces necesitamos programar algún ensayo extraordinario”.

– ¿Qué tipo de repertorio se trabaja?

– “De lo más variado. Melodías españolas, europeas, latinoamericanas, también nos animamos con ritmos más exóticos como maorís, africanos y orientales. Disfrutamos descubriendo el folclore de cada región, teniendo incluso un espacio de música sacra”.

– ¿De qué edad a qué edad forman las personas del coro?

– “El abanico de edades oscila entre veinteañeros esporádicos hasta la tercera juventud, jejeje. El coro refleja bastante bien la demografía de la zona”.

– Echando la vista atrás, ¿alguna vez pensaste en que ese coro pequeño de Las Tablas iba a acabar cogiendo la infraestructura que ahora tiene?

– “En absoluto. Cuando comencé en Las Tablas, yo vivía allí y sentí el impulso de, siendo yo músico profesional, aportar mi granito de arena en el desarrollo del barrio. Viendo que la situación cultural/musical era similar en Sanchinarro y Montecarmelo, el proyecto se gestó por sí solo y se ha convertido en un pilar en mi vida”.

– ¿Qué es lo que más satisfacción te ha dado?

– “Disfruto en el ensayo del día a día viendo cómo crecen todos los integrantes, a nivel vocal, musical, pero también personal, gracias a las herramientas que adquieren y desarrollan en el coro. También me encanta ser testigo de los lazos que se van creando entre ellos, ver que, socialmente, el coro es un espacio más que necesario. Es un regalo juntarse cada semana con grupos de tan alta calidad humana y encima disfrutando de lo que más nos gusta: ¡cantar! Por supuesto, las sonrisas, la emoción, la satisfacción y el orgullo en sus caras después de un concierto, no tiene precio”.

– ¿Cómo os afectó la pandemia

– “Buff! Dejando al margen el tema sanitario, también fue terrible. Por supuesto, la actividad paró en seco, como todos, pero fuimos de los últimos en poder retomar la forma presencial. El coro infantil, que se acababa de crear esa temporada, desapareció, y aún no ha habido manera de retomarlo. ¡Ojalá el próximo año se animen los padres a apuntar a sus «angelitos» a cantar! Tuvimos que retomar la actividad con un solo grupo, y los de Sanchinarro y Montecarmelo pararon y hasta 22/23 no pudimos volver a intentarlo, así que son grupos aún bebés”.

Mercedes Valadéz, vecina de Sanchinarro, fue precisamente una de las personas que pasó a forma parte de la Sociedad Coral Corona tras la pandemia, una actividad que no sólo le ha dado la oportunidad de volver a tener contacto con la música, sino que además le ha permitido conocer a nuevos vecinos con inquietudes similares a las suyas convirtiéndose en una terapia “impagable para socializar, activar nuestra creatividad y conocer nuestros barrios”.

– “De niña estudié solfeo y canté en el coro de la iglesia de mi pueblo hasta los 15 años. La música siempre me ha gustado mucho, pero requiere mucho tiempo, dedicación y hasta algo de talento. Una tarde vi un cartel pegado a una farola de la Sociedad Coral Corona y hasta hoy. Me ilusionó muchísimo volver a esta actividad que abandoné hacía casi 30 años. Ya llevo 3 años y estoy muy contenta por todo lo que me ha aportado, por las amistades que he hecho y que me han unido con vecinas del barrio de inquietudes similares a las mías, por conocer a una directora de tan amplios conocimientos musicales que nos abre la mente y por vivir experiencias juntos. También he conocido lugares y rincones de mi barrio y de los colindantes que desconocía, sobre todo las iglesias, donde solemos cantar, pero también los bares, para descansar tras el concierto. Animo a todos a que se unan a esta iniciativa que nos hace vivir más humanamente la vida de barrio y nos une, en una sociedad, en la que a la gente con la que convives le cuesta tanto regalar un gesto o saludo cuando te cruzas en tu propio patio o garaje”

– Arantza, ¿Cuáles son vuestras próximas citas musicales?

– “Estamos organizando para el 22 de noviembre, el concierto para Santa Cecilia, que es la patrona de los músicos, que en breve anunciaremos en nuestras redes sociales”. Para Navidad iremos a cantar a Sonseca (Toledo) el 15 de diciembre devolviéndoles la visita que nos hizo su coro en junio. Además, haremos por acercar nuestras voces a aquellos que lo tienen más complicado para acudir a conciertos, y quién sabe si algún día saldremos a la calle de nuestros barrios a cantar villancicos”.

– ¿Qué otro tipo de actividades hacéis porque tengo entendido que sois más que un coro, como una familia o grupo de amigos?

– “Jajajaja! Pues además de cantar, sí que nos vemos en más ocasiones. Por un lado, yo hago todo lo posible por fomentar actividades musicales como ir a escuchar conciertos, -especialmente corales, claro-, que por uno u otro motivo considere interesantes para el nuestro. Intento que vayamos al menos una vez al año a espacios como el Auditorio Nacional, concertar unos minutos para poder intercambiar impresiones con los directores tras el concierto… ¡un auténtico lujo! Y por supuesto, no faltan las comidas, aperitivos, cenas,  barbacoas, piscineos veraniegos, teatros, excursiones. ¡Otra forma de hacer barrio!

– Por último, ¿qué hay que hacer para apuntarse?

– “¡Es facilísimo! Contactar por mail  info@sociedadcoralcorona.com) o a través de redes sociales, concertar la cita para el siguiente ensayo, y ¡a cantar! No hay pruebas de admisión ni audiciones, ni se necesitan conocimientos musicales para participar. Uno de los objetivos del proyecto es que cualquiera pueda unirse a cantar aunque no lo haga ni en la ducha. ¡Solo hay que venir con ganas de aprender y pasarlo bien!”.