Aunque con varios meses de retraso por fin los barrios de Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo ya están unidos por una línea de autobús de la EMT, la 170, que fue inaugurada hace escasas semanas por el alcalde de Madrid. Una línea, a la que ya varias personas llaman cariñosamente la línea Zitus, -por aquello que conexiona los tres barrios de la revista-, y que ha sido reclamada durante años por las asociaciones vecinales de estos tres barrios.
Y es aquí donde me quería detener un poquito este mes.
El mismo Almeida en sus declaraciones durante la inauguración, afirmó que era una línea muy reclamada por los vecinos. Pese a ello, ninguna de las asociaciones de vecinos de Sanchinarro, Las Tablas o Montecarmelo, sin olvidar a la de Arroyo del Fresno, barrio cabecera de la línea, fue invitada al acto. Algo que personalmente me llamó la atención.
Después de casi 17 años de andadura de esta revista, han sido muchas las ocasiones en las que se han puesto “primeras piedras”, se han “visitado obras” y se han “inaugurado equipamientos o edificios”, y que yo recuerde, gobernara quien gobernara, las asociaciones de vecinos siempre han tenido su sitio. Algo que parece hasta normal, teniendo en cuenta que en muchas ocasiones, por no decir en casi todas, son las entidades que dan voz a las problemáticas y preocupaciones de los vecinos de un barrio.
También os diré que desconozco el motivo por el que no fueron invitadas, ni a quién correspondía hacerlo, si al propio Ayuntamiento de Madrid, a las Juntas de Distrito, a la Comunidad de Madrid o al Consorcio de Transportes. No lo sé. Pero el caso es que no estaban y para mí fue un error, y que me perdone si alguien se ofende con esto.
Pero ahí se personaron dos de ellas, la Asociación Vecinal de Las Tablas y la Asociación Vecinal Barrio de Montecarmelo, para poder trasladar brevemente al Alcalde de Madrid las impresiones de muchos vecinos sobre la mencionada línea. Como un vecino más, y en pleno derecho de hacerlo, se autoinvitaron por así decirlo y eso, en cierta manera, me produjo cierta tristeza.
Estés o no estés de acuerdo con sus reivindicaciones, con su forma de llevar a cabo su trabajo altruista, con sus maneras de defender las cosas o de representar a buena parte, -sí, ya lo sé, no a todos-, de los vecinos, creo que el trabajo de años y años que llevan a sus espaldas, bien se merecen un respeto y un sitio, por lo menos en una inauguración.
No hay por qué estar de acuerdo con alguien, o tener los mismos idearios políticos o pensar lo mismo-por lo menos yo es lo que me aplico a la hora de informar- para saber lo que es políticamente correcto. Y no invitar a ninguna, para mí, no lo fue.