Burdeos se ha convertido en un destino elegido por sus ambientes urbanos, su gastronomía y su activa vida cultural. Entre el Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y los nuevos barrios, la orilla del río Garona y las calles peatonales, a pie o en bicicleta, la ciudad ha aceptado el importante desafío de asociar dinamismo y tranquilidad.
Burdeos, la capital de Nueva Aquitania y puerta de entrada a la región, con vuelos desde diversas ciudades de España, es densa en historia y en su dinamismo, es una ciudad con un rico patrimonio, numerosos sitios y monumentos –históricos o modernos–, y con un arte de vivir tradicional y típico. Su centro histórico forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO desde 2007. Cuenta con más de 350 edificios declarados o inscritos en la lista de monumentos históricos.
La ciudad se puede visitar a pie, en tranvía o en bici, con el Garona como hilo conductor. Se trata del reconocimiento del valor y de la unidad patrimonial de la ciudad, que se ha modernizado a lo largo de los siglos sin romper su armonía ni su riqueza arquitectónica.
PATRIMONIO
La Place de la Bourse, es el centro de la ciudad de Burdeos, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y el ejemplo por excelencia de la arquitectura francesa del siglo XVIII. Aunque está rodeada de impresionantes edificios, curiosamente es el Espejo de Agua que refleja sus fachadas a orillas del Garona, desde 2006, lo que más llama la atención de los visitantes y hace las delicias de niños y no tan niños, convirtiéndose en el lugar más fotografiado de la ciudad. Obra del arquitecto paisajista Michel Corajoud, alterna extraordinarios efectos de espejo y niebla.
El conjunto monumental compuesto por el Hôtel de la Bourse y el Hôtel des Fermes es un ejemplo ideal y original de una plaza real destinada a servir de escenario para la estatua ecuestre del Rey de Francia. La fuente de las «Tres Gracias» en bronce y mármol que adorna el centro de la plaza fue inaugurada en 1869, reemplazando a una estatua ecuestre de bronce de Luis XV. Las tres Gracias, hijas de Zeus, llevaban los nombres de Thalie, Aglaé y Euphrosyne.
A su espalda se encuentra el popular barrio de Saint Pierre, con sus antiguas y pintorescas callejuelas. A poca distancia, está Pey Berland y sus tres monumentos inscritos en la UNESCO: la torre homónima que es un magnífico mirador, la catedral de Saint-André y el Palais Rohan. En el norte, el barrio de los Chartrons, antiguo feudo de los comerciantes de vino, se ha convertido en centro de los anticuarios y las tiendas de diseño.
Tras los plataneros de la extensa Place des Quinconces, el barrio de los “Grands Hommes”, también conocido como “Triángulo” por sus tiendas de lujo, mansiones y el majestuoso Grand Théâtre. El casco antiguo de Burdeos es el paraíso de los amantes de la buena mesa pues en sus plazas y callejuelas peatonales se suceden restaurantes de primer orden.
Al sur, la porte Cailhau y la Grosse Cloche anuncian la llegada al cosmopolita barrio de Saint-Michel. Hay que cruzar a la orilla derecha, cruzando el puente de piedra y descubrir su exuberante vegetación inspirada en los jardines botánicos y sus parques urbanos en torno a los muelles, con bellas vistas del Port de la Lune y las fachadas monumentales.
REGIÓN VINÍCOLA
Burdeos se encuentra junto a la región vinícola más grande y más antigua del mundo, que comprende 65 denominaciones y se extiende por 112.000 hectáreas. Deseosas de compartir sus habilidades, varios cientos de propiedades abren sus puertas al público. El vino también está muy presente en la ciudad.
Por ejemplo, La Cité du Vin es un enclave cultural único en el mundo ubicado en Burdeos y dedicado al vino. Con su exposición permanente, respaldada por tecnologías interactivas y digitales, sus distintas experiencias de cata, sus eventos culturales, tiendas y restaurantes, la Cité du Vin celebra la dimensión cultural, de civilización, patrimonial y universal de los viñedos de todos los rincones del mundo.
A través de seis universos divididos en 18 módulos, la exposición invita a viajar por el mundo de la viña y el vino, desde la Antigüedad hasta nuestros días y por los cinco continentes. Aquí se puede descubrir cómo este patrimonio universal ha inspirado a las personas y ha moldeado sus vidas y sus territorios desde hace miles de años. En total, 3000 m² para vivir experiencias individuales y colectivas, pedagógicas, inmersivas, oníricas, multisensoriales…
Los talleres de cata permiten catas de vinos de todo tipo, accesibles para todos. Ofrecidos durante el día o por la noche, ponen el foco tanto sobre la diversidad de las regiones vitivinícolas colaboradoras de la Cité du Vin como sobre los platos y los vinos que se degustan.
www.burdeos-turismo.es/
Texto: E. Sancho. Fotos: E. Sancho Cespedosa