Reconozco que en este número hay una noticia que me ha gustado muchísimo y que espero que el concurso no quede desierto y se pueda llevar a cabo. El barrio de Sanchinarro contará con un nuevo centro para niños oncológicos y sus familias. O por lo menos el Ayuntamiento de Madrid ha sacado a concurso este proyecto, que yo espere que llegue a buen puerto.
Si ya de por sí es duro el momento cuando el cáncer llama a la puerta de una familia, en el caso de los niños aún más. Y no hace falta esperar a que te toque de cerca para ser consciente de ello. ¿Os habéis parado a pensar cuántos niños son diagnosticados con cáncer al día? ¿Sabéis cuántos tipos de cáncer infantil hay? ¿Se tratan igual que a los adultos? Os invito a buscar un poco esa información para que veáis los datos y reflexionéis.
Pero, ¿por qué os invito a reflexionar sobre ello? Por una sola razón, esto sólo se para con investigación. Y desgraciadamente en nuestro país no se hace mucho sobre ello. No se hace a nivel institucional, pero si a nivel de las asociaciones que se crean para tal fin. ¿Y cómo podemos aportar nuestro granito de arena a la investigación? Apoyando a esas asociaciones o fundaciones.
En mi casa hace años que somos del Team APU, o lo que es lo mismo de la Asociación Pablo Ugarte, la asociación que más dinero destina, -todo el que recauda porque todos somos voluntarios y nadie cobra por hacer algo, a la investigación del cáncer infantil en España. Y lo hace aportando una cantidad fija todos los meses, que se dice pronto, a distintos proyectos repartidos por toda España. Con un único objetivo, como dice Mariano Ugarte, -padre de Pablo que desgraciadamente falleció por esta terrible enfermedad-, dejar a los oncólogos en paro. Os invito a conocer su web.
Por eso, que se vaya a construir un centro de este tipo para poder ayudar a familias y niños en su proceso de lucha contra esta enfermedad es muy importante y consigue que esboce una sonrisa y diga, “bien, vamos bien”. Porque no tiene que ser fácil, y más si no vives en una ciudad con recursos hospitalarios para tal fin, y hay un vacío ahí que a veces, a muchas familias, les pesa casi más que el diagnóstico.
A veces, muchos dejamos de colaborar con este tipo de asociaciones porque pensamos que hay que aportar una gran cantidad de dinero, y no es así. Nuestro “presi” siempre dice que con 1 euro podemos comprar un tubo de ensayo. Todo suma y encima como muchas de estas asociaciones son utilidad pública, desgravan. Por poneros un ejemplo, si donas 21 euros al mes, es decir 252 al año, en la declaración de la renta te devolverán 201 euros, por lo que de tu bolsillo te habrás gastado realmente 51, -que entre 12 meses no es nada-, mientras que la asociación a la que destines ese dinero, habrá recibido esos 252 íntegros.
Os invito a plantearos eso, una pequeña cantidad, un cumpleaños solidario, un donativo ahora que llegan las Comuniones, sea la cantidad que sea y a la asociación o fundación que sea, todo suma y esta enfermedad se para con la investigación, y aportar nuestro granito de arena es muy sencillo.