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Zitus Madrid, número 195

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Desde hace 18 años he circulado por Sanchinarro prácticamente a diario, y no solo por salidas relacionadas con la revista que dirijo desde 2005, sino porque durante casi doce años he vivido en este barrio. Nunca hasta ahora había tenido sensación de incertidumbre, incluso algo de miedo, cuando me ponía al volante, pero desde hace unas semanas no me resulta cómodo hacerlo y todo por el Bus Rapid.

A lo mejor puede parecer algo exagerado, pero cuando llegas a la zona por la que transita este autobús, inaugurado a finales del mes de mayo, me entra un no sé qué: ¿cuál es mi carril?, ¿por dónde tengo que ir?, ¿a qué semáforo hago caso?… Estas son alguna de las preguntas que me he hecho cuando ha llegado el caso y al final o me guío por el coche que tengo delante o intento ir por otras calles por las que no circule esta línea, que une el barrio con el hospital Ramón y Cajal.

Una línea que a priori fue bien acogida por los vecinos, pero que si uno sale ahora a la calle encontrará más de una queja. Todo eso sin mencionar las multas que están recibiendo algunos vecinos de Sanchinarro y que os explicaremos en páginas interiores.

Personalmente creo que no estaría demás que algún político se dé un paseo en coche para ver qué deficiencias hay ahora mismo respecto a este tema. Por decir una solamente, falta de señalización, algo que permitiría por lo menos que los vecinos supiéramos por donde circular.

En páginas interiores también os damos una breve pincelada, a la espera de poderles entrevistar, de quienes son los nuevos concejales presidentes tanto del distrito de Fuencarral-El Pardo, como de Hortaleza. ¡Bienvenido José Antonio y David! Tienen por delante cuatro años para “bajar la barro” y conocer en primera persona qué preocupa a los vecinos de esta zona de Madrid, al mismo tiempo que llevar a cabo as medidas oportunas para hacer de Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo unos buenos barrios.

Tarea tienen, porque  pese a tener casi veinte años aún faltan muchos servicios necesarios para el día a día, como centros de salud, polideportivos o bibliotecas, muchos de ellos eternas promesas que no terminan por llegar. También, como no podía ser de otra forma, tienen la oportunidad de escuchar a la gente, a las asociaciones, a sus centros educativos y deportivos o a los comerciantes  que hay en estos barrios para conocer qué les preocupa y qué necesitan.

Tenemos por delante cuatro años. Y digo tenemos, porque también es nuestra obligación aportar nuestro granito de arena para que las cosas mejoren, y no limitarnos a exigir desde el sofá de casa. ¿Te apuntas?

Por lo demás, queridos vecinos, nos vemos en septiembre. Y como año tras año os digo, cuidadito con el coche que a la vuelta paso lista. ¡Feliz verano!