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Zitus Madrid, número 183

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Muchas veces somos los adultos los que hablamos en nombre de los niños o los jóvenes. Y muchas veces lo hacemos sin haberles preguntado tan siquiera qué piensan o qué sienten. No quiero decir con esto que siempre lo hagamos, sino que siempre viene bien preguntarles directamente a ellos, porque si algo tiene de bueno hacerlo es obtener una respuesta que, por lo general, suele ser bastante sincera.

Por eso desde Zitus Madrid, y tras los últimos acontecimientos relacionados con la violencia e inseguridad en Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo entre gente joven, hemos decidido realizar una encuesta para los tres barrios para saber si realmente están “muertos de miedo”, como aseguran muchos adultos, si se sienten inseguros, han cambiado su hábitos en los últimos meses, o si se sienten identificados con el perfil de jóvenes que han retratado en los medios nacionales últimamente.

Todo ello sin perder la oportunidad de conocer de primera mano cómo se divierten en unos barrios, -porque la verdad no se salva ni uno-, donde el ocio enfocado a la juventud brilla por su ausencia. Y este punto nunca lo he entendido del todo. Más que nada porque era algo previsible.

Cuando Zitus Madrid nació, en 2005, estaba claro que la población de estos tres barrios era mayormente infantil o en vías de serlo. El perfil de gente eran parejas recién casadas o con hijos muy pequeños. De ahí que cada barrio fuera perfecto para ellos: grandes aceras para pasear, parques y más parques, áreas infantiles, etc. Unas opciones que a día de hoy también sirven y están hasta la bandera cada fin de semana.

Pero esos niños de entonces han crecido y se encuentran en unas zonas en las que, salvo el ocio relacionado con el deporte, -y tampoco es para tirar cohetes porque recordemos que ninguno de los tres barrios cuenta con polideportivo-, pocas alternativas hay.

En la encuesta ya lo dejan bien claro, necesitan de iniciativas, ya sean públicas o privadas, con las que poder divertirse. Y no será porque no quedan locales vacíos, pero los precios de los mismos hacen cambiar de idea a cualquier empresario. Desde luego, el que se lanzara a ello y tenga en cuenta sus opiniones se haría de oro, no tengo ninguna duda.

Si queremos que los jóvenes del barrio se diviertan de forma saludable tienen que tener la oportunidad de elegir. Y ahora mismo en Sanchinarro, Las Tablas o Montecarmelo la oferta es escasa. ¡Pongan remedio!