Yo también me sumo Alberto Serrano, Concejal Presidente de la Junta de Hortaleza, a homenajear a la comunidad educativa que nos rodea. ¿Cómo no me voy a sumar? La pena que tengo es que solo se haya llevado a cabo en el Distrito de Hortaleza y no en todos los distritos de la capital, y más concretamente, por la parte que nos toca, en el de Fuencarral- El Pardo.
Ni en los peores sueños nuestros colegios imaginaron unas circunstancias como a las que se han tenido que enfrentar en estos dos últimos cursos escolares. Ver cómo se han adaptado, muchas veces con no todos los recursos necesarios, a las circunstancias, tanto las originadas por la pandemia como por la inesperada Filomena, hace que, más que nunca, se merezcan el mejor de los homenajes. Por eso no es de extrañar la masiva presencia de los colegios, -tanto escuelas infantiles, como colegios públicos, concertados, privados educación especial e institutos-, en el homenaje organizado recientemente en Hortaleza, y del que damos detallada cuenta en el interior de la revisa.
Fue emocionante, muy emocionante. Entre otras cosas porque no os olvidasteis de esos colectivos que mantienen vivo un centro educativo, y que no siempre son reconocidos: enfermería, cocina, administración… ¡Qué importante es la labor que hacen en la sombra! Yo así se lo intento trasmitir a mis hijos desde hace tiempo. Cada navidad, por poner un ejemplo, suelen llevar una felicitación a todos ellos.
Ya lo he dicho en algún que otro editorial, yo este curso no daba “ni un duro” por terminar el año presencialmente. La dedicación diaria de cada persona que forma parte de un colegio, su responsabilidad ante un virus desconocido, el hacer cumplir todos los protocolos de seguridad, saber amoldarse a las circunstancias con la mejor de las sonrisas, -esas sonrisas que traspasaban la mascarilla-, la tranquilidad que han trasmitido a los alumnos y a sus familias, sin olvidarnos de que muchos de los directores de estos colegios fueron los primera en remangarse para, pala en mano, quitar la nieve de su centro el pasado mes de enero.
En estos dos cursos, más que nunca, ha aflorado la calidad humana que hay detrás de la enseñanza en Sanchinarro, Las Tablas y Montecarmelo. Y eso para mí, es impagable. A todos ellos gracias, gracias y mil veces gracias. Y en el caso de los tutores de mis hijos, Ana y Gonzalo, gracias por cuidarlos como si fueran hijos vuestros y por haber conseguido que pasen uno de los mejores cursos de su vida.
Vecinos, ya sabéis que paso lista en septiembre. Cuidadito con el coche. ¡Feliz verano!