Cuando comienzan las vacaciones escolares, son muchos los niños que dejan de lado los libros. Error. Por eso el otro día cuando bajé a la piscina me hizo mucha ilusión ver a un grupo de chavales, de edades diferentes, en círculo con muchos libros en sus manos. ¿Qué hacéis?, les pregunté. Un Club de Lectura, me contestaron. Y yo, Cristiclika, que soy una amante de la lectura sonreí porque volví a mi infancia y a esos veranos larguísimos donde devoraba libros.
Subí a mi casa y bajé velozmente cargada con algunos, sólo algunos, de los libros antiguos que aún conservo de cuando era pequeña y me senté con ellos. Al principio los miraron con extrañeza. No tienen dibujos en color, me dijo una niña. Razón no le faltaba, pero conforme comencé a leer en voz alta, noté en sus ojos ese brillo que mi abuela decía que yo tenía cuando leía. Tanto es así que me pidieron “por favor, baja otro día con más libros, son chulísimos”.
Por eso este mes os hablo de esos libros que aunque pasan los años, y llegan nuevos títulos más actuales, visuales y de moda, siguen cautivando a muchos niños. La lista sería muy larga, así os doy algunos de mis preferidos.
Comencemos por “Caramelos de menta”, de Carmen Vázquez Vigo. Cuando Pepito encuentra un perro, decide quedárselo. Un día, junto a sus amigos, tiran un cohete que rompe el toldo de la pollería por lo que su dueño, enfadado, les exige una indemnización. Como no tienen dinero harán muchas cosas para ganarlo y poder pagar su deuda, cuando la solución la tenían bien cerca, el perro encontrado. Si quieres saber por qué, ya sabes…a leer.
Otro de mis preferidos es “Fray Perico en la paz”, de Juan Muñoz Martin. La Guerra de la Independencia española dejó el convento de fray Perico destrozado. Los frailes pasan mucha hambre, ya no hay huerto ni animales. Pero gracias a la generosidad de algunos ciudadanos, el convento se va recuperando, los frailes ya tienen qué comer, arreglan los tejados y el huerto vuelve a tener frutos. Si quieres saber cómo les ayudaron, ya sabes…a leer.
También me gustó mucho “De profesión fantasma”, de Hubert Monteilhet. John visita un castillo y decide quedarse esa noche para colarse en la despensa y marcharse al día siguiente, con otra de las visitas del día. Pero claro, el castillo sólo se puede visitar los domingos y tendrá que quedarse una semana entera y comprobar si realmente habita un fantasma. Si quieres saber cómo pasó la semana, ya sabes…a leer.
Otro clásico es “El pirata Garrapata” de Juan Muñoz Martin, sin duda alguna las más divertidas aventuras del pirata más gruñón de El Barco de Vapor. Junto a su loca tripulación están listos para partir. Si quieres descubrir su primera aventura en alta mar, ya sabes…a leer.
Muy divertido me pareció “Otto es un rinoceronte”, de Ole Lund Kirkegaard. Cuando Topper se encuentra un lápiz extraordinario y único, se lo enseña a su amigo Viggo. Juntos dibujan un enorme rinoceronte, al que llaman Otto, en una de las paredes de la casa. Lo que no esperaban es que recobrara vida. Si quieres conocer las aventuras que vivieron, ya sabes… a leer.
Muy entretenido me resultó “Rabicun”, de Patricia Barbadillo, un pequeño planeta con rabicundios ricos y rabicundios pobres, rabicundios amables y rabicundios abusones. Para que las cosas fueran bien había un gobernante. Si quieres saber cómo gobernaba, ya sabes… a leer.
Y como se me acaba el espacio recomendaros también “Juan Ramón Jiménez para niños”, “Antonio Machado para niños”, “Federico García Lorca para niños”, “Los cuentos de calleja” de Miguel Hernández, y mi preferido por encima de todo: “La historia interminable” de Michael Ende. Si quieres saber por qué, ya sabes… a leer.