La poesía corre por cada poro de su piel. De ahí que no sea de extrañar que esta vecina de Sanchinarro, psicóloga clínica de formación pero que se dedica a la gestión cultural, comercial y editorial, haya plasmado lo que lleva dentro en cinco libros dedicados, como no podía ser de otra forma, a la poesía. El último de ellos “Versos equivocados”.
– “Vine a Sanchinarro el 8 de julio de 2006, fecha que no se me olvida. He visto construir casi todo el barrio. Entonces, sólo había bancos y farmacias. Con el paso de los años el cambio ha sido brutal, aunque sigue siendo un barrio dormitorio como todos los Paus. Tengo dos hijos maravillosos, ya en la universidad”.
– ¿De dónde te viene la vena poética?
– “Empecé a escribir con catorce años, supongo que para expresar mis emociones y sentimientos en el comienzo de mi adolescencia. Y aquí sigo. Siempre he sido una gran lectora”.
– ¿Recuerdas cuando escribiste tu primera poesía?
– “Como si fuera ayer… Hicieron un concurso en mi colegio y fue en ese momento cuando escribí poesía de forma consciente. Gané el primer premio, con un poema que hablaba entonces de mi primer amor. Desde ese momento empecé a guardar todo lo que escribía. La poesía me ayudó mucho, dos años más tarde, cuando murió mi abuela. La poesía siempre es terapéutica”.
– ¿Te dio por conservar esas poesías de juventud?
– “Si claro, de hecho están todas en mi primer poemario. Ese era mi sueño, aunarlo todo en un libro, y en cuanto pude, ya más mayor, lo hice realidad”.
– Acabas de sacar tu quinto libro de poesías, Versos equivocados, ¿háblanos de él? ¿Qué vamos a encontrar?
– “Mi poesía es personal, de corte intimista y cotidiana, escribo sobre todo de amor y desamor, hay un poquito también de nostalgia y mucho de carpe diem”.
– A todos los hijos se les quiere por igual, ¿pasa lo mismo con los libros?
– “La verdad es que sí”, nos dice entre risas. “Cada uno es diferente, con su propia personalidad y cada uno me ha dado distintas motivaciones. Pero querer, claro, les quiero a todos por igual, aunque siempre el más pequeño se lleva más desvelos”.
– ¿Cómo definirías a cada uno de los cinco libros con una frase?
– “Azulcris, es un ejercicio de conocimiento y autoestima; Cyan, es mi compromiso vital con la poesía; Aqua, es un abrazo de agradecimiento; Cartas desde el Etna, es mi amor; y el recién sacado, Versos equivocados, es el comienzo de mi madurez, a nivel personal y también a nivel poético”.
– ¿Qué acogida han tenido todos ellos y cómo está siendo la acogida del recién estrenado?
– “De los cuatro primeros ya no existen ejemplares, me auto edité y de momento están bien así. Esperando una futura edición en toda regla, confieso que me gustaría verlos reunidos en una antología. Con “Versos equivocados” es distinto, me edita el grupo editorial Avant Press y estamos comenzando un camino prometedor, o por lo menos esa sensación tengo yo. Vamos despacio, con calma, dándole a conocer como se merece”.
– Tu amor por la poesía te llevo hace años a crear un festival poético, Saelices Versum, en tu pueblo de la infancia. ¿En qué consiste?
– “Saelices Versum, se celebra en Saelices, Cuenca, el pueblo de casi todos mis antepasados. Es un festival de poesía, es decir, una fiesta en torno a la palabra, un encuentro entre los poetas que vienen a mostrar sus versos y mi tierra. Era, y es, mi ilusión fomentar la cultura, llevar la poesía en todas sus formas hasta sus calles y sus campos de trigo y cebada”.
– ¿Cuentas con el apoyo del ayuntamiento o es una iniciativa privada?
– “Desde el principio he tenido el apoyo del Ayuntamiento y su Asociación Cultural para ir haciendo historia y dejar huella. No es fácil, la poesía no es conocida ni suele tener muchos adeptos. Ha sido un logro para mí conseguir que se realizara en el anfiteatro y en el teatro romano del Parque Arqueológico de Segóbriga, captando así el interés del propio parque y de la Diputación de Castilla La Mancha. En breve comenzaré a trabajar en su quinta edición, ya tengo lista de poetas apuntados que quieren venir, muchos de los cuales repiten. Lo que más ilusión me hace es que en otros pueblos de alrededor están cogiendo la idea para hacerlo en sus localidades”.
– Por si fuera poco, acabas de organizar en Madrid otra Jornada Poética, con el mar como protagonista.
– “Sí, no sé estarme quieta, la verdad, y quería hacer algo parecido a lo de Saelices en Madrid. Aquí hay muchísima oferta de eventos poéticos así que pensé en lo que faltaba… Y lo que siempre le falta a Madrid es el mar, ¿no? Así que eso he intentado hacer, traer el mar a Madrid, aunque sea a través de metáforas y versos. Maresía, que es como se ha llamado, es, y será, un encuentro poético en el que se puedan compartir poemas y esa nostalgia del mar. Por eso, solo tiene una regla, uno de los poemas que reciten los poetas necesariamente tiene que hablar del mar o contenerlo, si es que la poesía puede albergar un océano…”
– ¿Darás el salto a la novela?
– “Me gustaría, de hecho tengo una, escrita en mi cabeza, pero no soy capaz de sacarla aún con palabras. De momento, no me veo preparada ni formada para ello. Quién sabe…”
– ¿Vivir de la poesía es posible?
– “Si te refieres a económicamente, absolutamente no, a no ser que estés en el momento correcto y en la editorial correcta”, contesta entre risas. “Como mucho te da para una merienda, poco más. Lo que pasa es que la poesía, al menos para mí, es una forma de vivir, es la vida misma. Sin ella nada de lo que soy estaría completo, requiere de un compromiso vital enorme, de un esfuerzo emocional inmenso. Y es esa sensibilidad y vulnerabilidad, ese mirar de otra manera la vida, su verdadera recompensa”.