“Me tiembla la voz recordando esos primeros momentos. Sentimos miedo ante un virus que no conocíamos y preocupación por proteger a los nuestros. Se nos vino el mundo encima al tener que cerrar nuestros locales de hostelería, porque eran muchas las familias que dependían de nosotros. Lágrimas, muchas lágrimas. Hasta que alguien te da ese empujón: facilita la vida a la gente que está encerrada en casa, si ellos no pueden ir, ve tú. Así surgió “Paella solidaria” en la que ofrecimos al módico precio de 5€ nuestros arroces.
La acogida fue muy buena, ahí estábamos de nuevo en los fogones, no sin tener miedo de exponernos al virus, pero respirando por ver algo de luz y no dejar tirados a nuestros empleados. No está siendo un año fácil para la hostelería, aún habiéndonos reinventado muchos del sector, -seguimos ofreciendo esos platos a 5€ y menús a domicilio-, los protocolos cambian continuamente y la reducción de los aforos nos ahoga porque sigues trabajando con toda tu plantilla.
Muchos días no tienes ganas ni levantarte, pero tenemos que ser agradecidos con los que nos apoyaron entonces, los que nos apoyan ahora y los que una vez que esto termine seguirán a nuestro lado. Y lo somos porque seguimos abiertos aunque tuvimos que cerrar un local. Otros se han quedado sin nada. Lo que sí tengo claro es que de una manera u otra, ya nada será igual, porque inconscientemente muchas cosas y hábitos han cambiado y se quedarán entre nosotros”.
(Especial 1 Aniversario, Pandemia)